Carta de amor infantil...
Quizá yo sea un Romeo a la antigua usanza, y tú una Julieta inmersa en las nuevas tecnologías, pero podríamos fusionar lo nuevo y lo viejo para dar lugar a lo que siempre hubo. A veces me pierde este sentimiento que tengo por ti y no sé que hacer con mi vida cuando no estás conmigo, cuando no me hablas, cuando no me miras, cuando no me sonríes... Pero Romeo murió por su amor, a mi el amor me mata y no sé como decirte, Julieta, que te quiero, que para mi tu amistad no es suficiente, que eres el motor de este pequeño corazón que late en mi pecho, y que tengo miedo a perderte, a que me rechaces, a que te dé vergüenza volver a hablarme, a soñar si no estás en mis sueños, a la vida sin ti... y muero cada vez que me levanto y tu no estás conmigo. Quizá un día el universo vuelque toda su buena fortuna sobre mi y me conceda tu compañía eternamente, ojalá sea un día no muy lejano. Y mientras, este pobre Romeo se queda sin uñas por ese día, por su pequeña Julieta, esa pequeña princesita en un castillo de cuento de hadas, ese amor prohibido que no alcanzará por ser un amor imposible, porque de la imposibilidad sólo conocen los dioses y el del amor y la belleza se personifican en ella. Yo no soy un príncipe azul, dudo que sea lo que alguna mujer quiere para estar con ella, pero si algún día esto cayese en tus manos, no te preocupes, princesita de mis sueños, porque este rey sin trono, sin corona, muera y no sueñe, porque su vida y sus sueños están a buen recaudo contigo y sé que sabrás cuidar de ellos hasta que algún día los pueda recuperar de tu boca, de tus abrazos, de tu vientre. Y si tuviese que morir por subir a tu balcón, o por ti, no sería una muerte, sería un honor, un orgullo, un sueño, un anhelo y mientras no hago otra cosa más que pensar en ti, por decirlo y porque se sepa, por eso saqué papel y lápiz y escribí esto, porque es lo único que sé hacer, lo único que hago bien. Obvia decir que te quiero, que el estar contigo me convertiría en el hombre más feliz del planeta. Y sigo mirando esas dos estrellas que he bautizado con nuestros nombres...
Pd: En la foto aparecemos la chica a la que le escribí la carta y yo... creo que la foto es del verano del 2001. Es una autofoto y ¡salgo con una papada horrible...!!!!!
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